El poliéster de hoy es ligero, transpirable, técnico y versátil, y es perfecto para ropa de trabajo moderna que exige comodidad, resistencia y buen diseño... todo al mismo tiempo.
Durante años, el poliéster ha tenido mala fama: que era caluroso, que no respiraba, que se sentía plástico.
Y sí, eso era cierto... pero hablamos del poliéster de hace 30 o 40 años.
Hoy, gracias a la innovación textil, eso cambió por completo.
¿Qué ha cambiado?
Actualmente, el poliéster puede fabricarse en versiones de microfibra, que son muchísimo más delgadas que un cabello humano.
Esto permite tejidos con más ventilación, mejor caída y una textura mucho más suave.
También se utiliza tecnología de wicking, que ayuda a expulsar el sudor hacia el exterior de la tela para que se evapore más rápido. Esto lo hace ideal para prendas que deben mantenerse frescas y secas durante el día.
Hay poliéster con acabados antibacteriales, protección UV, resistencia al desgaste y hasta stretch mecánico o spandex agregado, para mayor libertad de movimiento.
Además, muchas marcas están usando poliéster reciclado, hecho a partir de botellas PET, reduciendo el impacto ambiental sin sacrificar rendimiento.
En resumen:
El poliéster de hoy es ligero, transpirable, técnico y versátil, y es perfecto para ropa de trabajo moderna que exige comodidad, resistencia y buen diseño... todo al mismo tiempo.
Así que sí: el poliéster ya no es el villano caluroso de antes.
Ahora es un aliado en prendas cómodas, técnicas y con buen diseño.
